La visita continúa en la Iglesia de las Francesas. La nave central del templo está ocupada por una instalación de Jannis Kounellis, que toma el espacio como lienzo de su obra para dotar de teatralidad objetos inanimados. Doce sacos de carbón se apoyan sobre sendas bases de acero. Simplicidad efectista orquestada por un dramaturgo hijo de la diáspora griega, maestro del uso y la contraposición de materiales, experimentador nato que ha llegado a emplear animales vivos en sus instalaciones.
La segunda obra de Kounellis expuesta en Valladolid se aísla del resto de los trabajos. La oscuridad de la nave concede un dramatismo inusual y perfectamente aprovechado por esta propuesta en la que el autor rescata uno de sus elementos más recurrentes, los abrigos despojados, evocadores de la idea de la presencia y la ausencia humana.
De vuelta a la nave central, la presencia de Kounellis separa las obras de Kiki Smith de las de Rebeca Horn. Si en el Museo de la Pasión la pieza de Smith destacaba por su tamaño y su material, la escultura que aquí se encuentra parece opuesta: serena, mate, recatada, la reproducción de una mujer –Seated nude– en línea con la exaltación de la figura femenina tan presente en su carrera.
En frente, el contraste: Dance of knives, de Rebecca Horn, una provocativa composición con cuchillos y pintura acrílica a modo de sangre que a simple vista provoca desasosiego. A ambos lados de la perturbadora vitrina, quizá reflejo de los problemas de ansiedad que sufrió la autora en su infancia, se colocan otras dos obras de la alemana, en acrílico, lápiz y bolígrafo.
La composición de Kounellis divide, por último, dos series gráficas de Sean Scully, las únicas fotografías de la Galerie Lelong en Valladolid. A un lado, Atlas walls, al otro, Harris Lewis Shacks. En ambas series, el objetivo se ciñe a puertas, ventanas, gateras, vanos, marcos; dejando fuera de campo cualquier otro elemento. Logra que la textura ajada, la madera marchita y las paredes desconchadas alcancen un nivel de belleza estética impensable sin una mano maestra como la del dos veces nominado al Premio Turner.
De la ciudad de la luz a la ciudad que nunca duerme
Algunos de los artistas que tendieron la mano a la Galerie Lelong en su nacimiento están presentes hoy en Valladolid, más de medio siglo después de la fundación de la galería en París. Es el caso de Tàpies y de Alechinsky. Otros como Miró, Fracis Bacon o Chillida también forman parte de una de las mejores colecciones de arte contemporáneo del mundo desde su inicio. La década de los ochenta, bajo la dirección de Jacques Dupin, supuso un giro que terminó de fraguar su personalidad, con la incorporación de Dupin o Frèmon y la apertura de una nueva sede en Nueva York en 1985, que dirige Mary Sabbatino.
Con este nuevo rumbo también desembarcan en la Lelong importantes representantes del arte contemporáneo como Jannis Kounellis o Sean Scully. La muestra supone una clase magistral de arte contemporáneo, una conjunción de los nombres más consolidados a nivel mundial en las últimas décadas y jóvenes talentos, que permitirá al visitante ser juez y parte de la inimitable Galerie Lelong.
Galerie Lelong en Valladolid. Primera parte, Museo de la Pasión.
- Sin título. Jannis Kounellis, 2003.
- Seated nude. Kiki Smith, 2005.
- Seated nude. Kiki Smith, 2005.
- Sin título. Jannis Kounellis, 2003.
- Dance of Knives. Rebecca Horn, 1988.
- Dance of Knives. Rebecca Horn, 1988.
- Sin título. Jannis Kounellis, 2003.
- Harris Lewis Shacks. Sean Scully, 1990.
- Atlas walls. Sean Scully, 1955.
- Sin título. Jannis Kounellis, 1998.
- Sin título. Jannis Kounellis, 1998.
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