Arte y Museos

Chillida y Guillén, reencuentro entre dos amigos en el Museo Patio Herreriano

12 diciembre, 2018

La amistad que unió al escultor Eduardo Chillida (1924-2002) y al poeta Jorge Guillén (1893-1984) desde los años setenta es eje de las exposiciones ‘De Chillida a Guillén. Esta es la mano de tu amigo’ y ‘Lo profundo es el aire’ con las que el Museo Patio Herreriano ahonda en esta relación, inmortalizada en xilografías, escultura, dibujo y el libro de artista ‘Más allá’, su primer trabajo conjunto.

  • Ambas muestras pueden visitarse, de forma gratuita, hasta el domingo 3 de marzo, de martes a viernes, de 11 a 14 y de 17 a 20 horas; sábados, de 11 a 20 horas, y domingos, de 11 a 15 horas.
  • Consulta la programación completa del Museo Patio Herreriano.

El escultor donostiarra y el escritor vallisoletano se conocieron en 1971 en Harvard. Chillida fue invitado a impartir clases durante un semestre. Guillén, exiliado de España desde 1938, era docente de la prestigiosa universidad de la  Ivy League.  La suya fue, puede decirse, una amistad a primera vista que les acompañaría el resto de sus vidas.

“Tenía yo ocho años cuando mi padre conoció a Guillén. Recuerdo ir con frecuencia a su casa de Harvard”, recordó Luis Chillida, hijo del escultor, durante la presentación de las muestras. “En una ocasión, mi padre le hablaba de un libro de artista que acababa de finalizar y de cómo había concluido que debía de ser manuscrito”, explicó, “cuando Guillén le dijo le advierto, señor Chillida, que yo tengo una caligrafía muy buena”.

Exposición Eduardo Chillida

Esta charla fue el germen de la primera colaboración entre ambos. A cinco mil quinientos kilómetros de su casa, los ya reputados artistas se unían en el tomo ‘Más allá’, que vio la luz solo dos años después en París. Expuesto en ‘De Chillida a Guillén. Esta es la mano de tu amigo’, este libro de artista articula la muestra que ocupa la Sala 9 del museo.

Los versos manuscritos por el vallisoletano, extraídos del poemario ‘Cántico’, se exponen custodiados por las 16 xilografías, de extraordinaria pureza, con las que Chillida dio forma a la palabra de su amigo, silenciada en España por la dictadura.

En torno a estas piezas, medio centenar de dibujos de manos que el donostiarra realizó desde 1948. Es una constante en la obra de Chillida –realiza más de 300 dibujos de manos a lo largo de su trayectoria- que demuestra su capacidad para cuestionar el espacio y su orientación a la depuración y la sencillez. «Mi padre imaginaba en torno a la mano», ensalzada como herramienta para transformar, extensión del intelecto humano, pero también como símbolo “de unión, de afecto y de cariño”, explicó Luis Chillida. Como el que su padre mantuvo por Guillén.

Esta muestra dialoga con la instalación ‘Lo profundo es el aire’, en la contigua capilla del museo. Se trata de una de las seis piezas inspiradas por el verso que da nombre a la serie:

«Soy, más, estoy. Respiro. Lo profundo es el aire. La realidad me inventa, Soy su leyenda. ¡Salve!»

En Diálogo de escultores (2000), Eduardo Chillida recuerda que en ese momento trabajaba “dentro del granito y no toco el exterior”. Queda, así, virgen el granito de la India con el que realiza esta obra monolítica, un tipo de piedra marcada con las cicatrices propias de su particular modo de extracción, aún manual, que el escultor decide respetar.  Lo profundo es el aire

Cuando murió Jorge Guillén, continúa recordando el escultor, busca el modo de dedicarle un homenaje. Encuentra la inspiración en el poema ‘Lo profundo es el aire’. “Era el lugar en el que Guillén y yo podíamos estar juntos. Todo está conectado y mis sensaciones sobre Guillén se relacionan con la montaña”, prosigue el escultor. Se refiere aquí a Tindaya, un proyecto de creación de un gran vacío en la montaña de Fuerteventura, como un diálogo con los elementos y un horizonte inalcanzable.

No es el único homenaje que el donostiarra dedicó a Guillén, como recordó durante la presentación la concejala de Cultura y Turismo, Ana María Redondo. Uno de ellos puede verse en la calle Cadenas de San Gregorio, junto a la iglesia de San Pablo, desde 1982. Esta instalación al aire libre, pareja a la peatonalización de la vía, fue posible, ha recordado la edil, gracias a Tomás Rodríguez Bolaños, ex alcalde de la ciudad fallecido hace pocas semanas.

Fue Bolaños, además, artífice de su reencuentro en la dimensión del papel. La inauguración de la escultura al aire libre vino acompañada por la publicación del tomo Voz acorde, una recopilación de 15 poemas dedicados al vallisoletano a la que, de nuevo, puso forma Eduardo Chillida.

La relación de Chillida con Valladolid va más allá de este homenaje al primer ganador del Premio Cervantes. Fue aquí donde una lesión de rodilla terminó con su carrera deportiva. Un choque en el estadio José Zorrilla retiró, en 1943, al prometedor portero de la Real Sociedad. Ese mismo curso comenzó sus estudios de Arquitectura en la Universidad de Madrid. Cuatro años después ingresó en el Círculo de Bellas Artes. El resto es historia: una historia que, avatares del destino, comenzó en Valladolid.

 

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