Arte y Museos

Los albores de la Edad de Oro de la escultura española. Visita al Museo Nacional de Escultura (II).

2 marzo, 2017

Las piezas con las que arranca nuestro recorrido por el Museo Nacional de Escultura nos trasladan a la época de la que data el edificio, el Colegio de San Gregorio, impulsado bajo la monarquía de los Reyes Católicos en el siglo XV.

La visita comienza en la Sala 1, un catálogo de pintura y escultura hispano flamenca, tan de moda en la Castilla de Isabel y Fernando. Atraídos por la riqueza de esta corte -no olvidemos el descubrimiento de América y la conquista de Granada-, importantes artistas del norte de Europa establecieron sus talleres en el corazón del reino hispano.

Tablas_maestro_san_ildefonso

San Luis de Tolosa y San Atanasio

Piedad_Pedro_BerrugueteEste espacio resume la esencia del arte en el siglo XV, tan rico en detalles mimados hasta la exageración, que introduce la perspectiva y que exalta el uso del color. Podemos apreciar todas estas características, por ejemplo, en una pareja de tablas que nos resumen la esencia del hispano flamenco (también gótico isabelino o primer Renacimiento español, nombres que toma en este siglo): San Luis de Tolosa y San Atanasio, por el Maestro de San Ildefonso.

Nos detenemos en una curiosa Piedad de Pedro Berruguete, padre del afamado escultor Alonso –no olvidemos este nombre, uno de los grandes protagonistas del museo- y pintor de la corte de los reyes Católicos. Presta atención al halo dorado como único fondo de la imagen, otro recurso muy recurrido.

Destacamos también un retablo realizado por Jorge Inglés (1455) que condensa los principales rasgos de la pintura gótica (profusión de detalles en el paisaje, tratamiento trágico de la figura humana…). Otro retablo destaca, precisamente, por ser romper con la tendencia castellana por la forma de su caja o las escenas. Además, a diferencia del resto de retablos, no es policromado. Su excepcionalidad lo convierte en una joya única.

En la misma sala está representada la escultura castellana de este periodo a través de curiosas imágenes, como la Muerte de Gil de Ronza, o una serie de figuras que representan a la Virgen con el niño sentado sobre una de sus rodillas (y no sobre ambas, una curiosidad de la época).

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