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El Pasaje Gutiérrez: joya de la arquitectura del s XIX en Valladolid

15 febrero, 2016

Entrar en el Pasaje Gutiérrez de Valladolid es trasladarse a otra época. Paradigma de los pasajes comerciales tan de moda en el siglo XIX, pareciera que un pedacito de la capital parisina reflejara, a mil kilómetros, su Galerie Vivienne.

Moda burguesa

El Pasaje Gutiérrez es un ejemplo de la extensión por España de las galerías comerciales que tan populares se hicieron en las principales ciudades de Europa desde mediados del siglo XIX.

La revolución industrial y la eclosión de la burguesía marcaron un tiempo de bonanza económica, de desarrollo del comercio y del ocio urbano. Valladolid no era ajena a este espíritu: la construcción del Pasaje Gutiérrez fue celebrada como signo de la incorporación la ciudad a la cultura urbana moderna.

El pasaje toma el nombre de su promotor, el acaudalado Eusebio Gutiérrez, quien contrató para esta empresa al arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina. Edificado entre 1885 y 1886 su aspecto refleja la arquitectura ecléctica que entonces era casi normal, con un destacado papel de materiales como el acero y el cristal.

Como una galería de arte

La riqueza decimonónica del Pasaje se intuye desde los propios accesos -desde la calles de Fray Luis de León y de Castelar-.  Los enlosados en piedra, los forros de madera que cubren las paredes y la ornamentación acompañan al visitante en este paseo por el siglo XIX.

Uno de los elementos que llaman rápido la atención del visitante es la escultura de terracota que asoma en un balcón interior. Obra del parisino M.Gossin, representa a unos niños que sostienen un reloj.

Una ostentación que llega a cada rincón del pasillo: basta levantar la vista para descubrir los frescos que adornan los techos del pasaje, obra de Salvador Sejias.

Son alegorías de la Agricultura y la Industria, en forma de bellas mujeres; el Comercio representado por el dios Mercurio, las Artes como una ofrenda al dios Apolo, y la Primavera en forma de flores y frutos.

La cúpula acristalada central es el corazón del Pasaje Gutiérrez, no solo por tratarse del epicentro del mismo: la luz natural que cae sobre el Mercurio alado -copia del famoso original realizado por el escultor Giambologna o Juan de Boloni-, la apertura del espacio, las Cuatro Estaciones -también obra de M.Gossin- que cierran el espacio y la perspectiva que ofrece de todo el recorrido hacen de esta plazuela uno de los enclaves más fotografiados de Valladolid.

El Pasaje Gutiérrez  es Bien de Interés Cultural desde el año 1998.

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2 Comentarios

  • Reply Benjamín Miguélez 18 febrero, 2016 at 15:43

    Los castellanos y leoneses, somos demasiado tacaños a la hora de llamar por su nombre a una maravilla y regateamos cualquier piropo merecido, como es el caso del Pasaje Gutierrez.
    El conocimioento de esta obra, es poco conocida entre los ciudanos de Valladolid, cuanto mas entre el resto del resto de personas comunitarias.
    Este pasaje tierne derecho a ser conocido por derecho propio y recibir las altenciones, cuidados y mimos que precise.
    Le sobran también, aún sin catalogar, telarañas y polvo en dosis excesivas.

    • Reply administrador 22 febrero, 2016 at 09:13

      Cierto es que muchas veces no valoramos lo que tenemos tan cerca. Valladolid, al igual que otras muchas poblaciones de la región y del país, tiene auténticas joyas. Es una lástima que pasen desapercibidas y esperamos trabajar para que la población local y los visitantes las conozcan. Estamos seguros de que una vez las visiten, les sobrarán razones para recomendarlas. ¡Muchas gracias por tu comentario!

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