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Marcelina Poncela

7 marzo, 2023

Nacida en Valladolid en 1867, Marcelina Poncela es la pintora local de mayor proyección nacional en el siglo XIX, una de las primeras mujeres en ingresar en la Escuela de Pintura de Madrid -previo permiso especial del rey- y en recibir una beca institucional para completar su formación artística, privilegio que, por aquel entonces, estaba reservado a los hombres.

¿Su apellido te recuerda a cierto escritor del siglo XX? Es, en efecto, la madre del conocido Enrique Jardiel Poncela.

Pintora pionera

Nace en Valladolid en 1864, en un edificio situado en el número 18 de la calle Vega, aunque la familia se traslada poco después a la calle de la Mantería. Su padre, carpintero de profesión y viudo con dos niñas a su cargo (Marcelina apenas tenía tres años cuando falleció su madre), procuró la formación académica y artística de su hija, dotada con un notable talento para la pintura y el dibujo: obtuvo el título de Maestra mientras cursaba estudios en la Escuela de Bellas Artes de Valladolid, que comenzó en 1867, donde fue alumna de Martí Monsó.

De los cinco cursos que realizó en Valladolid, cuatro concluyeron con calificaciones de sobresaliente y con premiso.

Con solo 18 años, al quedar huérfana, se traslada a Madrid bajo la tutela de su tío. Este supo apreciar la sensibilidad artística de Marcelina y permitió que desarrollara con libertad su carrera como pintora. Formó parte del grupo de las seis primeras mujeres que ingresaron, con permiso especial del rey, en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado, entre casi 200 hombres. Un curso después, se matricularon ocho mujeres en la escuela, y la cifra ascendió a trece al curso siguiente. Todo un hito para las artistas de la época, aunque no se les permitiera cursar las asignaturas de Anatomía y Modelado del Antiguo.

También frecuenta las clases del Círculo de Bellas Artes, donde es compañera de Zuloaga o Méndez Bringa.

María Cristina y Alfonso XIII niño, obra de Marcelina Poncela

Durante su etapa madrileña se convierte en la primera mujer en recibir una beca de la Diputación Provincial para proseguir con su formación artística, dotada con 540 pesetas en 1887 y con 650 pesetas el siguiente año. El Ayuntamiento de su ciudad natal le concede otra beca, de 1.250 pesetas, en 1889. Agradecida por el apoyo recibido, Marcelina regala al consistorio vallisoletano varios cuadros, como La azotea o María Cristina y Alfonso XIII niño.

Pese a su traslado a la capital del reino, Marcelina continúa ligada a Real Academia de Bellas Artes de su ciudad natal. Participa en sus concursos anuales con dibujos de estampas populares y pinturas de bucólicos paisajes, que le valen dos Premios de Segunda Clase en la categoría de dibujo al carbón (1887) y un Premio de Primera Clase (1888) por La capilla de la aldea.

Pintora consolidada

En 1895, con 27 años, se casa con el periodista zaragozano Enrique Jardiel Agustín. El matrimonio tuvo tres hijos, entre ellos, el célebre escritor Enrique Jardiel Poncela.

Entre 1892 y 1915 concurre a diez de las Exposiciones Nacionales anuales convocadas por Bellas Artes. Su debut concluye con una mención honorífica por Cesta de lilas y rosas. A lo largo de estos años, recibe otras dos menciones de honor, una Tercera Medalla en 1901 por Poesía y realidad y una Segunda Medalla en 1912.

Participó, también, en las Bienales del Círculo de Bellas Artes y a la Exposición Internacional de 1892, donde obtuvo una mención.

Su actividad artística, que cultiva de forma paralela a su trabajo como Maestra Nacional, incluye, también, la membresía en la Sociedad de Fomento de las Artes y la participación en otros certámenes y exposiciones -sus cuadros se exhibieron en San Petesburgo en una muestra organizada por La revista de Bellas Artes de Rusia a instancias del embajador español-, pero también donó algunas de sus obras de forma altruista para subastas benéficas.

En 1916, mientras estaba en su residencia de Quinta del Ebro, le detectaron unos tumores con mal diagnóstico. La familia cambió de casa para que Marcelina no tuviera que subir escaleras. Un año después, comenzaron los fuertes dolores, más intensos cada día. En verano de 1917, con solo 52 años, Marcelina Poncela fallece en Quinto del Ebro.

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