Cuesta creer que los gigantes y cabezudos nacieran para infundir miedo. Hoy relacionados con el ambiente festivo, la tradición surgió, precisamente, con el fin opuesto: el de asustar y aleccionar sobre los peligros de los festejos y los pecados a los que podían conducir las fiestas y el desenfreno, tarea que asumieron durante la Edad Media.
Olvidado su origen se han convertido en comparsa obligatoria durante las fiestas patronales de Valladolid. Los que esperan con ilusión niños y no tan niños –todos a excepción de cuatro cabezudos- datan de 1947, aunque se sabe que con anterioridad existieron otras figuras ya perdidas.

Son obra del artista fallero Remigio Más, quien contó con un presupuesto de 90 000 pesetas para cumplir con el encargo del Ayuntamiento de Valladolid.
Así lo contó el periodista Carlos Rodríguez Díaz
«Valladolid venía desde hace muchos años exhibiendo ocho figuras, deformes, feas y del peor gusto, de las cuales ni la chiquillería hacía ya caso. Pretendían ser graciosas y no tenían gracia. En las vueltas de las danzas, lanzaban al aire unos brazos rematados en unas manos de trapo desproporcionadas y sus trajes de telas baratas y colores detonantes, no tenían ni carácter. Resultaban, además de antiestéticos, pesados. Había que acabar con aquel desfile grotesco, y el año 1947 el Ayuntamiento terminó con él, pudiendo afirmarse que Valladolid tiene la colección de «Gigantes y Cabezudos» más artística de España».
En Valladolid desfilan cuatro parejas de gigantes y otras cuatro de cabezudos. Los gigantes se corresponden con los cuatro continentes: dos nativos americanos –‘Indio’ e ‘India’-, dos personajes con rasgos asiáticos –‘Chino’ y ‘China’-, otros dos africanos –‘Moro’ y ‘Mora’- y una pareja ataviada con ropajes nobles y corona –‘Rey’ y ‘Reina’, un guiño a los Reyes Católicos en representación de Europa.
Por cada una de estas llamativas figuras, de hasta cuatro metros y con un peso de entre 38 y 52 kilos, desfilan dos o tres personas que se turnan como porteadores.
Entre los espigados gigantes bailan los cabezudos ‘Niño’ y ‘Niña’, que antaño ejercían de ‘maceros’ durante las fiestas patronales, ‘Indio’, ‘Chino’, ‘Pirata’, ‘Torero, ‘Bruja’ (o ‘Vieja’) y ‘Bandolero’. Los últimos cuatro, las únicas figuras que no realizó el valenciano Remigio Más, se incorporaron al grupo en los años 80.
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