
Alberto Sobrino es el autor del cartel anunciador de las Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2019, una imagen con la que, nos confiesa, quiere despertar preguntas acerca de la relación entre el pavo real y nuestra ciudad para quien no la conozca.
Titulado ‘Es una fiesta’ –lema “concreto, descriptivo y contundente”, nos cuenta- cede el protagonismo absoluto al pavo real, un «elemento vivo, un ave majestuosa» en el que pensó el interés que despierta «entre los amigos de fuera de Valladolid».
¿El pavo real es un recurso poco explotado por la ciudad?
Creo que se ha utilizado poco, aunque durante varios años fue imagen de la Feria del Libro e incluso de las propias fiestas. Considero que podría ser un elemento distintivo de la ciudad. Lo lanzo como idea.
¿Por qué rematas la imagen con el pañuelo morado?
Para mí estaba claro que solo el pavo real no se sostenía en el diseño del cartel de feria, así que, como elemento diferenciador de la fiesta, utilicé ese triángulo. Puede simbolizar la pañoleta como los banderines festivos. Busqué un recurso que fuera sencillo y visual.
¿Qué hace especial este diseño, además de reunir, por primera vez, dos elementos tan representativos de nuestra ciudad como el pavo real y el pañuelo morado?
Mi idea era hacer que las personas de fuera de Valladolid se
preguntasen ¿por qué un pavo real? ¿qué hay en Valladolid? Generar una pregunta,
básicamente.
Me gustaría que fuese recordado por la sencillez.
¿Fue tu primera idea para el cartel o descartaste otros elementos?
Entre mis primeras estaban el Tragaldabas, la tía Melitona, algún elemento arquitectónico de la ciudad, fuegos artificiales, pañoletas, agrupaciones de personas, los pinchos, música…
Además de la figura del pavo real y el pañuelo impera, sin duda, el azul. ¿Puedes explicarnos esta elección?
El fondo es un recurso para economizar el color, es decir, para tratar de que no hubiese un color que hiciese más ruido. Es una elección del diseño. Además, al estar parte de las letras en amarillo y ser este color complementario del azul, se consigue que el texto cobre también un valor efectivo en la comunicación.
¿En qué se inspira Alberto Sobrino para la creación de este cartel?
A veces hago ilustraciones sin dibujar, recortando con tijeras elementos y formas geométricas para crear personajes. Esta vez quise hacer lo mismo pero en formato digital: buscar la abstracción y eliminar elementos, y, aun así, lograr que no se dude de que es un pavo real.
¿Alguna una época, algún estilo que haya marcado el diseño?
Al principio busqué una estética concreta, como si el papel estuviese desgastado por el roce. Pero, luego, pensé en la cartelería de los años 30 y 40, en esos estarcidos, el uso de pocos colores…eso es lo que intenté reproducir técnicamente. He querido que sea una especie de cartel de aquella época, pero con tintes contemporáneos.
¿Cómo surge tu interés por la ilustración?
El termino ilustración lo conocí cuando fui a la Escuela de Arte de Valladolid. De hecho, hasta entonces, el termino de ilustrador o diseñador gráfico ni lo contemplaba, era más de usar la palabra dibujante.
Una vez ingresé en la Escuela de Arte empiezo a cambiar. A esto se suma un vínculo especial que me une a la Libería Oletvm, donde las libreras siempre me enseñaban novedades de álbumes ilustrados.
Entonces, ¿cuándo surge tu interés por el dibujo?
Desde pequeño dibujaba. Con 12 años empecé a colaborar con la revista Borondón de Serrada, mi pueblo. Le siguieron colaboraciones con las revistas El Perilla y su Pandilla, el periódico Otero de Tordesillas y
otras publicaciones.
En el pueblo me conocían como ‘el que dibuja’. “El chico de Pedro el albañil y Charito la de Peterete dibuja bien”, y ese fue el inicio. Como, al parecer, dibujaba bien empecé a dibujar para algunas peñas, algún mural…
¿Cuándo comienza a profesionalizarse esta pasión?
Mi primer cartel profesional llegó gracias a Manolo Sierra. Me sentaba a verle pintar los murales que hizo en Serrada. Le encargaron el cartel de las fiestas de Serrada, pero él dijo “hay un chaval que lo podría hacer” y, vamos, que tomé la alternativa del maestro Manolo Sierra.
Creo que ese fue el germen y a fin de cuentas ese tipo de cosas poco cambian. Lo que cambia es el cliente.¿
A grandes rasgos, ¿cómo ha sido tu trayectoria?
Empecé colaborando en revistas y fancines. Luego me por la pintura. Realicé murales y cuadros, participé en exposiciones… y, de ahí, a impartir talleres para colegios y la universidad, dar charlas y conferencias, organizar eventos culturales, más talleres, más charlas; ilustración de libros, la auto edición, portadas, carteles, animaciones, teatro, clown, literatura, fotografía, y todo aquello que sume.
En general, ¿cuáles dirías que son las principales influencias en tu estilo?
Está clara la influencia de la escuela Bruguera, Francisco Ibáñez y los hermanos Fresno. Luego trabajo otra línea de ilustración infantil, en la que se nota que me apasionan varios ilustradores franceses.
En cuanto al diseño, me gustan mucho Isidro Ferrer, Manuel Estrada, Daniel Gil, Javier Jaen. Me encanta que con pocos elementos puedan contar tanto.
¿De qué trabajo te sientes más orgulloso?
Si echo la vista atrás, de aquellos que se hacía en el Instituto, las portadas de la revista “El Perilla y su Pandilla” o las del “Borondón”, o el cartel de fiestas de Serrada. Como os comentaba anteriormente, creo que es ese orgullo de empezar.
¿Y cuál es el encargo con el que sueña como ilustrador Alberto Sobrino?
La verdad es que no he pensado nunca en ello. Aunque sí puedo decir que siempre me sorprenden, y para bien, los encargos y el tipo de ilustraciones que hay que hacer: campañas para hacerse árbitro, cartas para emociones, trabajos con distintos colectivos sociales…
¿Cuál es la situación, desde una óptica profesional, de la ilustración en la ciudad?
Se pude fomentar aún más. Hay muy buenos ilustradores e ilustradoras de proyección internacional en la ciudad y con mucha calidad. Tenemos la Escuela de Arte con el módulo de Ilustración donde cada año se completan todas las plazas. Hay una buena cantera.
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