Son muchos los atractivos del Palacio de Santa Cruz: desde el propio edificio, primer ejemplar del Renacimiento en España; hasta el Cristo de la Luz, cumbre la representación de Jesucristo en el legado del maestro de la imaginería Gregorio Fernández, o el curioso reloj custodiado en una urna de cristal ubicada en su patio interior.
El 11 de septiembre de 2023 se cumplen diez años de la recuperación del histórico reloj. Los trabajos de restauración permiten al visitante observar su maquinaria original, desprovista de carcasa para, precisamente, exhibir su interior.
Una década que ha supuesto una segunda vida para el reloj, desmontado y guardado desde 1970 hasta entrado el siglo XXI, y por la que » se muestra profundamente agradecido»: si te acercas, podrás leer la frase inscrita en latín ‘Ramirus me refecit’ (Ramiro me ha revivido), un guiño a su restaurador.
El reloj data de 1855. Fue realizado para el edificio histórico de la Universidad de Valladolid, hoy Facultad de Derecho. Allí, en la cúpula de la torre que resuelve la esquina entre la calle Librería y la plaza de la Universidad, permaneció durante más de siete décadas. El mal estado de la construcción y las sucesivas intervenciones a las que fue sometida la fachada concluyeron con su desmontaje y la custodia a puerta cerrada, durante 43 años, del reloj.
El proyecto para su recuperación apostó por mantener la maquinaria original de 1855. La esfera, en cambio, tuvo que ser realizada de nuevo. El profesor Ramiro Merino, quien años atrás había asumido la rehabilitación del reloj de la catedral, lideró el proyecto. Contó, para ello, con la firma francosuiza A.Morez y con la colaboración, totalmente altruista, del centro tecnológico CARTIF.
Todos ellos son recordados en la esfera del reloj a través de curiosos guiños: el escudo de la Universidad de Valladolid, la firma de A.Morez y las inscripciones en latín ‘Impesis Cartif, a.d. MMXII’ (Impreso por Cartif en el año del Señor 2021) y el simpático ‘Ramirus me refecit’.
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