¡Cuántos detalles ocultos y nombres olvidados salen a la luz en las restauraciones de edificios históricos! Una de las mayores sorpresas que ha tenido la ciudad de Valladolid en las últimas décadas, además de la identificación de la capilla en la que fue enterrado el héroe irlandés Red Hugh O’Donnell, es el descubrimiento de un escudo de armas de José I en la fachada de la Iglesia de San Benito.
El breve reinado del hermano de Napoleón como José I de España, de apenas un lustro, dejó testimonios materiales como monedas o documentos oficiales. Sin embargo, la pervivencia de un escudo de armas del francés es un testimonio excepcional.
El emperador galo impulso un nuevo sistema heráldico que rompía con el que se mantuvo hasta su llegada al poder, heredado de la época medieval. Para consolidar y extender este nuevo sistema, Napoleón creó el Consejo del Sello de los Títulos fundado en 1808, mismo año en el que nombró rey de España a su hermano. El organismo diseñaba los escudos que, sin embargo, debían ser aprobados en persona por el propio emperador.
El escudo de José I que puede verse en Valladolid lo recuerda como rey de España y de las Indias, territorios representados en su heráldica por las viejas armas de los reinos históricos de Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, además de un sexto cuartel referido a las Indias. El conjunto se remata con dos detalles que, a falta de color, no se aprecian con claridad en la fachada de San Benito: un escusón azur y el águila imperial de oro. Estos dos son, precisamente, la seña dinástica que indica su pertenencia a la familia de Napoleón.
José I fue uno de los monarcas más denostados por el pueblo, que lo veía como un rey impuesto por el invasor. Además, las medidas ilustradas propias de la Revolución Francesa que intentó impulsar fueron recibidas con hostilidad por los españoles, que no dudaron en apodarlo Pepe Botella por su supuesta afición a la bebida o ‘el rey plazuelas’ por las numerosas plazas que creó en Madrid, como la de Oriente. La reforma que intentó emprender tuvo escasa repercusión, siempre opacada por la guerra y por las injerencias continuas de Napoleón. Sin embargo, algunos de los ideales de su reinado perduran en el trazado urbano de Madrid o en los actuales Ministerio del Interior y Museo del Prado, que empezaron a gestarse bajo el gobierno afrancesado de José I.
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