Valladolid y los vallisoletanos bien conocen la obra de Miguel Delibes. Se cuentan los miles los estudiantes de nuestro país que han leído sus obras y nos son pocos los filólogos que han estudiado su estilo.
Dejamos a un lado el legado literario del vallisoletano y buscamos en el cajón de las anécdotas y singularidades para presentarte diez curiosidades sobre Miguel Delibes.
- Emparentado con Léo Delibes
Los amantes de la ópera quizá reconozcan el apellido Delibes más allá de la literatura española. El autor de la música de Lakmé, estrenada en París en 1883, fue el compositor Léo Delibes. Fue, asimismo, autor de los ballets Sylvia y Coppelia.
Léo y Miguel Delibes no comparten apellido por casualidad: nuestro querido escritor y vecino es nieto del sobrino del músico, Fréderic Delibes, quien se trasladó a Cantabria para participar en la construcción de la línea ferroviaria Alar del Rey – Santander.
Fréderic pasó a llamarse Federico y fundó la fábrica de carpintería mecánica Federico Delibes. El abuelo del escritor fue responsable del piso móvil de madera del Teatro Calderón, un refinado sistema de poleas que permitía elevar el patio de butacas al nivel de los palcos y del escenario y crear, así, una sala de la misma altura para celebrar bailes.
2. El íntimo significado de MAX.
Todos recordamos a Miguel Delibes como director de El Norte de Castilla, pero su trayectoria en el periódico no tuvo nada que ver con la gestión: comenzó como caricaturista en 1941. Firmaba como MAX, que no era sino una sencilla y romántica declaración hacia su entonces novia, Ángeles de Castro. La M de Miguel, la A de Ángeles y la X por la incógnita que les deparaba su futuro como pareja. El resultado de la ecuación resultó ser un sólido matrimonio y siete hijos.
3. Una relación de amor…y libros
Ávida lectora, Ángeles de Castro introdujo a Delibes en la lectura de Chejov o de Pushkin. Su gusto literario y su afán por descubrir nuevas lecturas dio forma a la pequeña y cuidada biblioteca que de la pareja. Su paladar para las letras fue siempre valorado por Miguel, quien hizo de Ángeles su más cercana crítica literaria y a la que se refirió como “el eje” de su obra.
El debut novelístico de Miguel Delibes coincide con su matrimonio: contrajeron nupcias en 1946 y un año después publicó La sombra del ciprés es alargada. Fue, quizá, premonitorio el regalo de bodas que le hizo su mujer, una máquina de escribir Hermes Baby, o la fecha elegida para el enlace, un 23 de abril, Día del Libro.
4. Las bicicletas de su vida
Otra de las pasiones compartidas por Miguel y Ángeles fue la bicicleta. El escritor recuerda en Mi querida bicicleta los paseos que daban juntos. Una vida común que fue posible, precisamente, gracias a una bicicleta: Miguel tenía que salvar más de 100 kilómetros para visitar a su enamorada y las dos ruedas resultaron unas aliadas impagables en este noviazgo. Tal significado tuvo para ambos este medio de transporte y de ocio, que Miguel le regaló a Ángeles una bicicleta como regalo de pedida.
5. Un ecologista en la RAE
Es de sobra conocida la férrea defensa del medio ambiente de la que Delibes hace gala en sus libros. A través de sus personajes y de bellísimos pasajes descriptivos, sus novelas son un diálogo con la naturaleza cargado de respeto y devoción.
El mismo respeto y devoción lo llevó el escritor a la Real Academia de la Lengua Española. Su discurso de ingreso (que puedes leer aquí) es un auténtico grito de socorro que él mismo resumió así:
¿Por qué no traer a la Academia una de las preocupaciones fundamentales, si no la principal, que ha inspirado desde hace cinco lustros mi carrera de escritor? ¿No es mi concepto del progreso algo que está en palmaria contradicción con lo que viene entendiéndose por progreso en el mundo de nuestros días? ¿Por qué no aprovechar este acceso a tan alto auditorio para unir mi voz a la protesta contra la bruta agresión a la Naturaleza que las sociedades llamadas civilizadas vienen perpetrando mediante una tecnología desbridada?
El sentido del progreso desde mi obra. Discurso de ingreso en la RAE de Miguel Deilbes.
El cambio climático, la deforestación, la pérdida de la biodiversidad, la ruptura del hombre con la naturaleza o la ‘España vaciada’ copan hoy las portadas periódicos y pancartas en manifestaciones. Miguel Delibes ya lo denunció hace casi medio siglo.
6. Las duras condiciones del campo
La defensa que Miguel Delibes hizo del mundo rural fue, también, una continua denuncia de las duras condiciones de vida en el campo. Esta fue razón de un constante choque con la censura franquista que llevó al vallisoletano a dimitir como director de El Norte de Castilla (cargo que ocupó de 1958 a 1963).
Lo que no pudo denunciar como periodista lo contó como novelista. Basta leer Los santos inocentes o Las ratas para comprobar que el relato es mucho más duro que cualquiera de los artículos tachados por las autoridades.
7. Una oferta que sí pudo rechazar
Miguel Delibes pudo haber sido el primer director de El País. En enero de 1975, José Ortega Spottorno le ofrece ponerse al frente de sus rotativas. Pese a que el escritor sopesó seriamente la tentativa como una oportunidad para superar el reciente fallecimiento de su esposa, el puesto implicaba el traslado a Madrid. Y Delibes dijo que él, de su Valladolid, no se movía: no quería, dijo, quedarse también viudo de El Norte de Castilla y el Real Valladolid.
8. Delibes, en el cine a través de su obra…
Nueve de sus novelas han sido llevadas a la gran pantalla: El camino, Mi idolatrado hijo Sisí (rebautizada como Retrato de familia), El príncipe destronado (como La guerra de papá), Los santos inocentes, El disputado voto del señor Cayo, El tesoro, La sombra del ciprés es alargada, Las ratas y Diario de un jubilado (bajo el título Una pareja perfecta).
La más laureada es, sin duda, Los santos inocentes (¿sabías que pasó por el festival de Cannes?) y el director que más veces ha adaptado el ‘universo Delibes’, Antonio Giménez-Rico (Retrato de familia, El disputado voto del señor Cayo y Las ratas).
Te invitamos a realizar un maratón con nueve películas y tres series basadas en libros de Delibes.
9. …y de los rodajes
Un artista del Hollywood dorado, una mascarada en los años más férreos de la dictadura y casi 300 universitarios con ganas de juerga, ¿puede haber mejor material para una anécdota?
En 1954 Orson Welles llega a Valladolid para rodar parte de Mr. Arkadin. El escenario, un santuario del arte sacro patrio, el Colegio de San Gregorio; la escena, una fiesta de Carnaval, entonces prohibido en España. A la llamada acudieron jóvenes deseosos de juerga, que no habían conocido las delicias de Don Carnal, prohibidas desde hacía 18 años.
Delibes fue, como figurante, testigo de un rodaje caótico. Recuerda los gritos de un furibundo Welles que fumaba mucho y se templaba poco, incapaz de meter en cintura a los españoles. La experiencia fue tal, que el oscarizado director dejó Valladolid antes de tiempo –tenía previsto rodar durante la Semana Santa-.
Te contamos aquí la experiencia de Delibes en el rodaje de Mr. Arkadin
10. Escritor de costumbres
Como tantos genios, Miguel Delibes fue un literato de curiosas costumbres. Siempre escribía a mano y con pluma estilográfica, como atestiguan los numerosos borradores de sus obras custodiados por la Fundación Miguel Delibes y ahora expuestos en la muestra organizada por la Biblioteca Nacional.
Siempre que podía, lo hacía en la misma mesa: es otra de las piezas con las que la Biblioteca nos introduce en la intimidad de Delibes.
Otra manía del escritor: solía escribir en cuartillas de papel de periódico, que le recortaban de las bobinas del sobrante de El Norte de Castilla.
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