DOP Vino de Pago
La máxima calificación que puede obtener una bodega en España
La Denominación de Origen Protegida Vino de Pago es la máxima calificación que puede obtener una bodega en España. El sello certifica la producción bajo unas estrictas condiciones que lo convierten en un vino único. Entre otros estrictos requisitos, el cultivo de las viñas se limita a una tierra muy concreta y delimitada, todas las uvas proceden de esta zona de características únicas y el vino se elabora dentro del propio pago. Apenas una veintena de bodegas en España cuentan con esta distinción.
Tres bodegas de la provincia de Valladolid son DOP Vino de Pago. La primera en ostentar esta certificación fue Heredad de Urueña: en 2021 se convirtió en la primera DOP Vino de Pago de Castilla y León denominada Urueña. La bodega se ubica junto a las murallas de Urueña, conocida como 'La villa del libro'.
Un año después, Bodegas Vizar logró la consideración DOP Vino de Pago denominándose la misma Dehesa Peñalba. La bodega y su pago se enclavan en el valle del río Duero, en la comarca castellana de Tierra de Pinares, conectados directamente con la capital de provincia por la Autovía del Duero. También en 2022 se otorgó esta distinción a la bodega Abadía Retuerta cuya DOP se llama de igual manera, con el histórico monasterio de Abadía Retuerta como corazón de un enorme complejo dedicado al cultivo de la vid y al enoturismo.
Vizar
Dehesa Peñalba, ubicada en la famosa 'milla de Oro del Duero', es un Vino de Pago, la más alta calificación que contempla la legislación española, comparable con los 'Grand Cru' franceses.
Se trata de una Denominación de Origen Protegida limitada a una veintena de bodegas españolas cuyos suelos, clima y enclave hacen que se obtengan
vinos excepcionales.
Un entorno excepcional e inesperado de 90 hectáreas de terreno que sirve de refugio para un río Duero que suaviza el clima, un pinar centenario que protege las
viñas amortiguando los cambios extremos de temperatura y unos montes que hacen de fieles guardianes del terruño.
Nos guía un pacto con la naturaleza y la defensa de las prácticas vitivinícolas sostenibles, que buscan siempre la calidad y el cuidado con hacer las cosas de la
mejor manera posible y siempre desde el cariño a la tierra y a lo que nos regala.
Todo ello queda patente en nuestro certificado de producción ecológica.
Apostamos por la vuelta a los orígenes de un terruño con tradición vitivinícola desde el S.XIV con el objetivo de elaborar vinos de calidad en un proyecto
comprometido con el entorno, donde los procesos manuales y artesanos conviven con las nuevas tecnologías, a través de una agricultura ecológica y mimada dando
como resultado la producción de un vino singular de una calidad excepcional.