El Laboratorio de las Artes se abre a la creación plástica con la residencia de CreaArt

5

dic

2017

El Laboratorio de las Artes se abre a la creación plástica con una residencia para artistas impulsada por CreaArt

Cinco creadores de cuatro países desarrollan en el LAVA sus instalaciones, bajo la coordinación de Amaya Bombín, que serán presentados al público el próximo martes

Que el arte no entiende de fronteras es el epítome de la Red Europea de Ciudades por la Creación Artística (CreArt), proyecto que acerca ahora esa sentencia a la ciudad en la que fue gestado con una residencia de cinco artistas en el Laboratorio de las Artes de Valladolid (LAVA). Desde el pasado 13 de noviembre, Antoine Barrot (Clermont-Ferrand, Francia), Tin Dozic (Zagreb, Croacia), Velimir Zernovski (Skopje, Macedonia) y los vallisoletanos Juan Carlos Quindós y Cinta Arribas desarrollan sendos proyectos artísticos, que han dado a conocer esta mañana a la concejala de Cultura y Turismo, Ana María Redondo, y que presentarán al público el próximo martes día 12 de diciembre.

Convertida en un estudio de arte, la Sala 221 del LAVA es la cuna de las cinco propuestas que, con la coordinación de la artista vallisoletana Amaya Bombín, “coloca a la ciudad en la vanguardia europea” en cuanto a creación, además de orientar el espacio “hacia el objetivo de generar talento para el que fue concebido”, ha señalado la edil.

La que culminará la próxima semana es la primera residencia organizada en Valladolid bajo el paraguas de la nueva etapa de CreArt (de 2017 a 2021). Bajo el liderazgo de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, esta Red “revolucionaria para el arte en nuestra ciudad” desarrollará residencias en otras ciudades miembro como Liverpool (Reino Unido), Linz (Austria), Kaunas (Lituania), Aveiro (Portugal) y Skopje (Macedonia). Tres de ellas han abierto ya su convocatoria para seleccionar a ocho artistas que podrán desarrollar sus ideas durante los primeros meses de 2018.

La ilustradora Cinta Arribas (Valladolid, 1983) hace uso de la técnica del collage para plasmar su personal visión de las relaciones humanas. Un juego de falsos estampados y de texturas plásticas que “imitan maderas, flores o mármol” sirve de soporte “para unos personajes que se encuentran en un espacio del que quieren escapar” y que rescatan el ser primitivo, despojado de lo accesorio, en obras de gran formato.

Marcado por su formación universitaria en Arquitectura, el también vallisoletano Juan Carlos Quindós (1977) trata un “complejo espacial” como si fuese “un organismo vivo”.  “El edificio casi como un animal, como una estructura que genera ritmos y pautas” es la base de una propuesta que combina fotografía y vídeo” y que se expondrá como una instalación en una de las salas del LAVA “llevando así las imágenes de las estructuras junto a las estructuras”. Durante la visita de Redondo, el artista ha comparado su proceso de “despiece” fotográfico con “el despiece de un animal en el matadero”, a partir del cual logra “una descontextualización artística que sacraliza el objeto retratado” como lo hace la pintura de iconos. 

Antoine Barrot (Clemont-Ferrand, 1987) confiesa que su trabajo comenzó solo una semana antes de su llegada a Valladolid. Algunas de las ciudades que visitó de camino a la capital del Pisuerga protagonizan ‘Badlands’ (tierras malas), título que se refiere a la sensación que imprimieron en el artista de ser territorios “potencialmente infértiles”. Es una “poesía de los sueños caídos de la modernidad” recitada por “vídeos, impresiones digitales o una pantalla rota” que se combinan en esta propuesta multidisciplinar, enmarcada en un proyecto de investigación que el francés desarrolla desde hace tres años. 

Tin Dozic (Zagreb, 1989), por su parte, se refiere a su propuesta como el “trabajo de un arqueólogo de las nuevas tecnologías”. Durante su estancia en Valladolid ha recogido “artefactos que fueron útiles en un pasado cercano pero que han sido desechados” y que son base “para la creación de sonidos”. Elementos electrónicos, mobiliario o restos de un antiguo sistema de tuberías sirven de soporte para una instalación “que reflexiona sobre qué es puro en relación a la tecnología y qué es puro en relación al arte”.

Por último, el macedonio Velimir Zernovski (Skopje, 1981), protagonista de varias muestras individuales en Nueva York, París o Belgrado, recala en el LAVA para denunciar a golpe de videoperformance  “el olvido de nuestro propio mundo mientras exploramos el Universo en busca de otros nuevos“; mientras,“más fascinados que nunca por el espacio exterior“ nos convertimos en una de las principales causas del cambio climático. 
 

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