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Sorolla, pintor y jardinero, en el Museo Patio Herreriano 
28

mar

2018

Sorolla, pintor y jardinero, en el Museo Patio Herreriano 

El centro dedica dos muestras al artista valenciano que destacan, a través de unas 170 piezas, su pasión por los jardines

La pasión de Joaquín Sorolla por los jardines es la esencia de las dos exposiciones dedicadas al pintor que inaugura hoy el Museo Patio Herreriano de Valladolid, ‘Sorolla. Un jardín para pintar’ y ‘Sorolla en su paraíso’, que reúnen más de 170 piezas entre óleos, bocetos, dibujos de trabajo, azulejos o fotografías que logran “transmitir la importancia que tuvo para el artista el proyecto de la construcción de su propio jardín”, uno de los fines de la muestra que ha destacado la directora del Museo Sorolla, Consuelo Luca de Tena. 

El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y la concejala de Cultura y Turismo, Ana María Redondo, han participado junto a la directora de la casa museo Sorolla, en la presentación de la exposición que puede verse en las salas 3, 4, 5 y 8 del Patio Herreriano hasta el próximo 24 de junio. 

Entre 1911 y 1920, el artista se zambulle en la proyección de su jardín particular, coincidiendo con un momento de eclosión del gusto por la botánica entre pintores como Monet, que desarrolla en estos años sus series de neúfares; Renoir, que pinta en Les Colletes, Kandinsky o Matisse, tan aficionados a la jardinería como el propio Sorolla. 

Bajo el título ‘Sorolla. Un jardín para pintar’ se dispone el grueso de los fondos, la mayoría del Museo de Sorolla de Madrid, como una ventana a la empresa que acaparó los últimos años del pintor. Concibió su jardín como un espacio dedicado al deleite sensorial y la creación pictórica que fue “un paraíso personal” en su etapa final. Aunque el gusto por la botánica, “tan de moda en la época”, explica Luca de Tena, fue constante en la vida de Sorolla, florece durante sus últimos años cuando, ya como un artista maduro y consolidado, “decide que no tiene nada que demostrar, quiere hacer lo que le apetece y pintar solo por placer”. 

La exposición muestra un Sorolla volcado en la concepción de su oasis particular a partir de los patios y jardines de los Reales Alcázares de Sevilla y de la Alhambra de Granada, cuyas perspectivas, detalles y colores supo trasladar a su casa de Madrid, hoy sede del Museo Sorolla. El impacto que estos palacios andaluces tuvieron en el artista valenciano se materializa en los óleos que abren cada capítulo de la muestra “a modo de la inspiración que tuvo Sorolla para su empresa personal”, realizados en sus viajes a Andalucía. El estilo decorativo de los patios sevillanos y granadinos llegó a la madrileña casa también a modo de zócalos azulejados, algunos de cuyas mosaicos y losetas cuelgan, también desde hoy, en el Patio Herreriano. 

La colección fotográfica que reúne 74 instantáneas en la sala 8 bajo el nombre ‘Sorolla en su paraíso’ pone el broche de oro a este homenaje que el Museo Patio Herreriano dedica al pintor. Los documentos reconstruyen el ambiente cultural entre la Revolución de 1868 y la dictadura de Primo de Rivera, época en la que vivió Sorolla, y las situaciones más cotidianas y familiares del artista, como la impresión elegida por Luca de Tena para ejemplificar “la presencia constante de las flores y la vegetación en la vida del pintor y su faceta de jardinero”, que capta una reunión familiar en torno a una mesa “adornada con flores recién cortadas, seguramente de su jardín, como si formasen parte de su día a día”. 
 

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