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La exposición ‘Keith Haring: arte para todos’ reivindica al artista callejero por excelencia en el 30 aniversario de su fallecimiento 
28

nov

2019

La exposición ‘Keith Haring: arte para todos’ reivindica al artista callejero por excelencia en el 30 aniversario de su fallecimiento 

La muestra puede visitarse en el Museo de la Pasión hasta el 16 de febrero, día que coincide con la efeméride

La Sala Municipal de Exposiciones del Museo de la Pasión presenta la muestra ‘Keith Haring: arte para todos’ con la que Valladolid recuerda y rinde homenaje a la firma más representativa del arte callejero de los 80 a punto de cumplirse 30 años de su fallecimiento a los 31 años por complicaciones a causa del sida. La muestra que hoy se inaugura se clausurará el 16 de febrero de 2020, precisamente el día en el que se conmemore esta efeméride. 

Pese a lo extendido de su imaginería y a las colaboraciones con creadores de la talla de Warhol, Vivienne Westwood o Madonna, Haring (1958-1990) no ha sido lo suficientemente reconocido como artista por el público.  Sus sencillas figuras bailando, perros ladrando, bebés gateando, pirámides o platillos volantes revisten de un aspecto festivo y desenfadado un trasfondo profundamente reflexivo y socialmente comprometido. 

Con esta exposición el visitante podrá conocer y reconocer el legado de este artista a través de 85 obras. Carteles, obra gráfica, cerámica, discos, esculturas y alguna de sus suites, como las dedicadas a Andy Wahhol o la dramática Angainst all odds, además de álbumes pensados para ser coloreados por niños, caso de su Fun Book; conforman un recorrido indispensable para descubrir a un Haring tan conocido por sus iconos como desconocido en cuanto a su valor artístico. 

La muestra se completa, a modo de tributo, con láminas de su Fun Book intervenidas por pintores cubanos de la nueva generación, como Abril, Camilo Morales, Juan Carlos Polo, Nelson Villalobos o Fabián Muñoz Díaz. 

El nombre de la muestra recuerda la férrea campaña que emprendió Haring por la democratización del arte. Un ‘arte para todos’ que defendió acercando la creación a la sociedad y abogando por su función social –se consideraba tan artista como activista -.

Sobre Keith Haring

Haring formó parte de la hornada de jóvenes artistas que llegó a Nueva York a finales de los 70 y que estableció su base en el Mudd y el Club 57. A golpe de spray, Haring concibió su particular iconografía en el metro de Nueva York y en paneles publicitarios a la espera de anunciantes. Llegó a pintar hasta cuarenta paneles al día y una decena de visitas a comisaría por vandalismo. Poco después era reclamado por las galerías y preparaba su salto a ferias como la Documenta de Kaseel y las Bienales del Whitney Museum o Sao Paulo en Brasil. 

Su carrera fue tan brillante como fugaz. En los ocho años que separan su descubrimiento y su muerte, Haring creó más de cien carteles, 30 murales públicos y 20 portadas de discos, participó en un centenar de muestras individuales y colectivas y colaboró con Grace Jones, Madonna, Yoko Ono o Andy Warhol. 
En apenas un lustro expuso en Nueva York, Tokio, Milán, París o Amsterdam; fue reclamado por Adidas, Lucky Strike, Unicef o los ballets de Monte Carlo y Nueva York. 

El propio Andy Warhol asistió a su presentación en la Fun Gallery. Era 1983 y el ‘pope’ de la escena neoyorquina quería poner cara al nuevo chico de moda.  Desde entonces y hasta la muerte de Warhol, cuatro años después, se sucedieron colaboraciones profesionales y personales, como el regalo que realizaron a cuatro manos para la boda de Madonna y Sean Penn. 

En su línea de abrir el arte a toda la población, inauguró en 1987 su tienda Pop Shop, en la que vendía todo tipo de merchandising, germen de lo que hoy son las tiendas de recuerdos de los grandes museos. 

Como activista se entregó a causas como la lucha contra las armas nucleares, el apartheid o los derechos de la comunidad LGBT, pero, sobre todo, se volcó con la guerra contra el SIDA y los prejuicios que acompañaban a los portadores del VIH. Él mismo fue diagnosticado en 1988. 

Para combatir esos prejuicios (su lema ‘Ignorancia=miedo’ da nombre a uno de los carteles que se exponen en la muestra) creó la Fundación Keith Haring. Su objetivo era difundir su obra y conseguir fondos para la lucha contra el SIDA y la educación de los niños. 
 

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