El Museo Patio Herreriano de Valladolid conmemora el 35 aniversario de la Colección Arte Contemporáneo y los 20 años del centro con la exposición 'Un origen. La forja de una colección', exhaustiva mirada al momento histórico en el que se gestó la colección depositada en el museo vallisoletano propuesta desde una perspectiva global, que atiende tanto a la pintura como en la escultura y a todos los focos geográficos de relevancia en la creación artística en este periodo. 

La concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo; el director del Patio Herreriano, Javier Hontoria; el representante de la Colección Arte Contemporáneo como adjunto a la Presidencia, Manuel Valencia, y el gerente de la Fundación Municipal de Cultura, Carmelo Irigoyen, han presentado esta mañana la muestra, que podrá verse en las salas 3, 4, 5 y 8 del museo hasta el próximo 9 de abril. 

"La muestra pretende plasmar un ambiente: ese momento histórico de libertad, de efervescencia artística, de permeabilidad al exterior, en el que se fragua una nueva modernidad y en el que comienza a fraguarse lo que hoy es la Colección Arte Contemporáneo"; ha explicado el director del museo depositario de los fondos desde su apertura en 2002. Un momento apasionante y definitivo en el arte contemporáneo español en el que suenan con fuerza nombres como Juan Navarro Baldeweg, Miguel Ángel Campano, Eva Lootz, Ángeles Marcos, Ángel Bados, Manuel Salinas, Gordillo o Soledad Sevilla, todos ellos presentes en la colección que custodia el centro vallisoletano. 

Con Televisión, pintura de Juan Antonio Aguirre de 1967 como obra anticipatoria, el recorrido de la Sala 3 deambula por la etiquetada como figuración madrileña antes de saltar hacia la mirada que artistas de diversas procedencias pusieron sobre la tradición construida desde lo narrativo y lo cromático, las influencias de la pintura americana y otros ecos que resuenan en la pintura de estos años. Los dos ámbitos de este primer apartado se contraponen: de una frialdad en las imágenes de severos contornos en los precursores del primer espacio se pasa a un fragor pictoricista libre. 

La Sala 4 propone, frente al elogio a la emoción con el que arranca la muestra en la Sala 3, una postura reductiva de herencia minimalista. Una aproximación a la regla desde un ejercicio metódico y controlado, en algunos casos, y desde la subversión en otros. En España, la impronta del minimalismo estuvo representada por el Centro de Cálculo de la Complutense de Madrid, en el que participaron muchos de los artistas más relevantes del momento, llegados de diferentes latitudes. 

La escultura es protagonista en la Sala 5. Una disciplina que hace palpable la energía transformadora de aquella época y que se presenta bajo diferentes traducciones: la idea de movimiento, el interés por el potencial estético de la ciencia o la interpelación directa al espectador. 

Por último, la Sala 8 se dedica a la internacionalización de la escena creativa y la creciente permeabilidad a manifestaciones artísticas extranjeras con la consolidación de la democracia. El auge del arte en España y su apertura a otros artistas marca un momento de efervescencia y optimismo único, que hizo posible la entrada de creadores extranjeros que se asentaron en el país y la salida de los artistas españoles a otros escenarios.