El Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano inaugura las exposiciones ‘Juan Carlos Arnuncio. Una cuestión de tiempo’, centrada en la restauración del monasterio de San Benito, sede del museo; y ‘La máquina horizonte’, dedicada a una de las piezas de la vallisoletana Dora García, último Premio Nacional de las Artes Plásticas, presente en la Colección Arte Contemporáneo.

La concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, y el director del centro, Javier Hontoria, acompañados por Juan Carlos Arnuncio y Dora García, han presentado esta mañana las dos muestras con las que el Patio Herreriano abre los actos conmemorativos de su vigésimo aniversario, que celebra mañana sábado cuatro de junio.

Juan Carlos Arnuncio. Una cuestión de tiempo

La muestra, comisariada por Miriam Ruíz, se presenta como una mirada a capas temporales que, conectadas entre sí, han dado forma al museo. Desde la concepción del espacio como alcázar real, pasando por sus usos religiosos y militares y por un triste periodo de abandono, el recorrido camina hacia su rehabilitación arquitectónica ligada a su actual uso museístico.

Así, el espacio de la Sala 9 se organiza en dos recorridos complementarios: uno lineal y cronológico que expone de forma secuencial su historia, y otro fluido en el que se reflejan las intenciones del proyecto y del universo creativo de Juan Carlos Arnuncio, arquitecto director del equipo encargado de la rehabilitación del edificio. En cuanto a la capilla, el espacio se ensalza como protagonista y soporte de las intenciones de intervención que pasaron por la mente del arquitecto. Conceptos como la memoria, la luz o el paso del tiempo se hacen presentes con singular intensidad en esta sala.

• La exposición puede visitarse en la Capilla y la Sala 9 hasta el próximo once de septiembre.

La máquina horizonte

La instalación de la Sala 0 recupera la pieza La máquina horizonte, realizada en el año 2000 por la actual Premio Nacional de Artes Plásticas, la vallisoletana Dora García, para la Bienal de Pontevedra.

Más de dos décadas después, La máquina horizonte se revela en su dimensión más precisa, en un espacio diseñado específicamente para esta ocasión y acompañada de un conjunto de trabajos realizados en la misma época, tres obras fotográficas que comparten un sentir afín al de la instalación desde posiciones formales distintas.

La pieza consiste en un haz de luz que, lanzado desde un dispositivo en el centro de la sala, recorre el perímetro de esta a un ritmo vertiginoso e hipnótico, capaz de estimular un fenómeno perceptivo en el que afloran nociones psicológicas que arrinconan la tradición contemplativa. Dora García traslada la idea de horizonte a un espacio de emergencia y tensión que, de forma paradójica, da la espalda a la naturaleza con la que el público suele asociar el concepto de horizonte.  La artista propone en esta obra una rigurosa reflexión sobre el sujeto y sobre el espacio en el que éste se mueve, sobre las posibilidades físicas y psicológicas inherentes a toda percepción del hecho artístico.

• Puede visitarse en la Sala 0 hasta el 25 de septiembre.