Personajes e historia

Valle de aguas: una historia de inundaciones en Valladolid

20 enero, 2016

Una de las teorías acerca del nombre de Valladolid apunta a su posible relación con la expresión ‘vallis toletum’, valle de aguas. Asentada sobre el río Pisuerga y sobre los tres ramales de su hermano menor, el Esgueva, la ciudad ha sido testigo de numerosas inundaciones que hacen honor al posible origen de su toponimia. Los vallisoletanos, acostumbrados a estas crecidas, recuerdan la inundación del 7 de marzo de 2001. El Pisuerga amaneció con un caudal de 2.340 metros cúbicos por segundo. El agua cubrió por completo los ojos del Puente Mayor –cerrado al tráfico- y varias familias de barrios como Huerta del Rey, La Overuela o Arturo Eyries tuvieron que ser desalojadas. Valladolid era una laguna.

Inundación del año 2001

Inundación del año 2001

Arturo Eyries fue la zona más afectada, con daños en bajos comerciales, cortes de luz y agua e incluso rescates en lanchas zodiacs. También se inundaron aparcamientos (Duque de Lerma y calle Francisco Suárez), el sótano del Museo de la Ciencia o el Polideportivo Pisuerga. Otros edificios cerraron sus puertas por precaución, como los colegios que dejaron sin clase a tres mil alumnos. Si bien las crecidas del Pisuerga han sido una constante durante la época de lluvias, anegando, principalmente, la zona del paseo de las Moreras; se recordará la que mantuvo en vilo a los vecinos el 2 de enero de 1962. Aquella fue la mayor inundación de Valladolid en lo que iba de siglo con un caudal de 2.200 metros cúbicos por segundo. Ya llegaría la de 2001 para volver a marcar un máximo histórico, aunque no es justo comparar ambas situaciones si se tiene en cuenta las infraestructuras con las que contaba la ciudad en cada época.

El Puente Mayor, la Rosaleda y el paseo de las Moreras durante la inundación de 1962

El Puente Mayor, la Rosaleda y el paseo de las Moreras durante la inundación de 1962

Durante tres jornadas, el Pisuerga y el Esgueva inundaron la playa y el paseo de las Moreras, Isabel la Católica e incluso Poniente, se llenaron de agua sótanos, se derrumbaron casas del Barrio España…la situación se escapó del control de los servicios municipales, que tuvieron que recurrir al Ejército. Cuando las aguas volvieron a su cauce, se emprendió la tarea de construir el muro que en la actualidad delimita el paseo de las Moreras. Y así, hasta los más de diez episodios de ‘crecidas e inundaciones históricas’ del siglo XX que detallan María Teresa Ortega y Carlos Morales, del Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid que tuvieron lugar en 1904, 1924, 1935, 1947, 1948, 1956, 1959, 1960, 1962, 1985, 1996, 1997 y 2000. Se suman, según ambos autores, tres episodios de 2001 debidos a las crecidas del Pisuerga. Más allá de estas crecidas calificadas como históricas por los geógrafos, el Archivo Municipal guarda como recuerdo imágenes de otras que, aunque quizá no tan significativas, resultan igualmente impactantes.

 

Diario Regional que anuncia crecida del Pisuerga en 1909

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Más allá de estas crecidas calificadas como históricas por los dos geógrafos, la prensa recoge detalladas descripciones de riadas que, aunque quizá no tan significativas, resultan igualmente impactantes.

Así narraba el Diario Regional una de las crecidas del río el 26 de diciembre 1909:

‘Sigue el Pisuerga en extremo imponente. El 24 amaneció tan crecido que cubrió por completo los ojos del Puente Mayor, teniéndose que suspender en aquel sitio el tránsito de los tranvías.(…) Llegó el agua al pie de la vía del ferrocarril de Rioseco (…) En el Vivero apenas se veía la noria, y la caseta del guarda ha tenido que sujetarse con un cable por el temor de que la arrastrara la impetuosa corriente’.

 

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El 25 de enero de 1936, el ABC anunciaba ‘Inundación de barrios en Valladolid. Cinco mil familias sin albergue’, debido al desbordamiento del Esgueva en los barrios Vadillos, Pilarica, Pajarillos y parte de San Pedro, el más ‘importante que se conoce desde 1904’.

‘Algunas calles tienen más de un metro de agua’, describía el rotativo. ‘Las barcas que de ordinario se utilizan en el río Pisuerga, circulan por las calles con facilidad trasladando vecinos de un lado a otro y cooperando a los trabajos de salvamento’ en los que participaron el Ejército y guardias de Asalto.

Una actualización escrita a las nueve de la tarde constataba el empeoramiento continuado de la situación, con el derrumbe de muchas viviendas de los citados barrios, y la inundación de las zonas de San Juan y San Andrés. Las previsiones con las que se cerró dicha información apuntaban a un posible avance del río en este último entorno.

 

vanguardia

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Tres días después, el 28 de enero de 1936, el avance de los ríos seguía incesante.

El periódico La Vanguardia se hacía eco desde Barcelona del amanecer de una capital inundada:

‘A consecuencia de las lluvias persistentes de estos días aumentó extraordinariamente el caudal de aguas de los ríos Pisuerga y Esgueva, en Valladolid. El primero de ambos llevó hasta cuatro metros de agua sobre el nivel ordinario. El Esgueva ha inundado las tierras de labranza y los pueblos de Amusajillo, Piña, Esguevales, Fombellida y Villafuerte, causando graves daños. En el hospital de Esgueva se refugiaron los vecinos de las casas inundadas’.

El pie de foto reza ‘Una calle de Valladolid, totalmente inundada’.

 

 

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Pero, además, hay documentación de al menos otras trece riadas ‘históricas’ a lo largo del siglo XIX y otras siete en el XVIII, de gran envergadura.

Se dice que en febrero de 1788 el agua del Esgueva, que se desbordó a lo largo de todo su recorrido en la capital, inundó la iglesia de San Martín.

La historia del valle de aguas que ha sido siempre Valladolid está salpicada por episodios de crecidas, que, aunque hoy en día dejan solo algunos daños materiales, llegaron a arrebatar vidas, como aquella del cuatro al cinco de febrero de 1636 –la peor de todas las que se tiene constancia- que dejó más de un centenar de muertos y derrumbó casas enteras. De un lado crecía el Pisuerga, del otro, el Esgueva; formando una cuña que aisló a los vecinos desesperados.

Así lo recuerda una placa en el muro exterior del convento de Santa Teresa, que indica el nivel que alcanzó el agua, y las crónicas de la época  que relatan cómo el agua ‘derribó el Hospital San Lázaro, menos la iglesia’, dejó ‘del todo aniquilado’ el convento de San Quirce. Relatan también como el Esgueva entró en la ciudad causando graves daños en Cantarranas y Platerías, por donde circulaban los barcos socorriendo a las personas que habían quedado atrapadas en sus casas. «Se dice que han caído más de quinientas». La misma crónica se cierra así: ‘Este es el estado de Valladolid. Su reparo parece imposible, si con su brazo poderoso quien le ha dado este azote no le remedia. Hágalo como puede, y todos supliquemos».

Descarga la crónica completa: cronica_inundacion_Valladolid_1636.pdf

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8 Comentarios

  • Reply Lucia Perez 22 marzo, 2016 at 10:59

    Las fotografías son impresionantes menudas inundaciones y recuerdo perfectamente la que ocurrió en 2011, tuve amigos que les sorprendió estando allí trabajando. Un saludo y gracias por compartir. Valladolid es una ciudad preciosa con unos parajes divinos.

  • Reply administrador 30 marzo, 2016 at 07:39

    ¡Gracias por tu comentario!

  • Reply Sergio Puerta 19 noviembre, 2016 at 00:33

    Impresionantes inundaciones, es increíble pensar como es posible que haya gente que se vea en esas situaciones, y como debemos cambiar nuestra actitud colaborativa ante esas personas, que por cosas de la vida se ven sumergidas en estos problemas. Creo que seria importante colaborar con los afectos en ese tipo de problemas de inundaciones tanto en dinero, como en ayuda, como en servicio.

  • Reply Manuel 22 noviembre, 2016 at 13:58

    Que complicada esa situación para ese grupo de personas, es increíble como una inundación puede acabar con la vida de tantas personas, por eso creo que se deberían tener medidas ante estas faltas de seguridad en el área.

    • Reply administrador 23 noviembre, 2016 at 17:20

      ¡Hola, Manuel! La inundación que dejó víctimas mortales tuvo lugar en 1636. No nos libramos de las crecidas del Pisuerga, pero, por supuesto que las medidas de seguridad han mejorado -así como la canalización del río, las vías y las estructuras de las viviendas- y solo tenemos que lamentar daños materiales. ¡Gracias por tu comentario!

  • Reply Coral Bahillo 27 diciembre, 2020 at 16:09

    Yo presencié la crecida de 1962, el agua, tapaba los ojos del puente Mayor. Impresionante.

  • Reply Jota 17 octubre, 2021 at 15:26

    Magnifico reportaje, me han gustado mucho las fotografías recopiladas para este artículo. Enhorabuena

  • Reply Desatascos Murcia 28 febrero, 2023 at 11:24

    Genial reportaje, me encantaron las fotografias.

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