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Beatriz Caravaggio traslada el horror del holocausto nazi al Museo Patio Herreriano con el audiovisual ‘Different Trains’
26

ene

2018

Beatriz Caravaggio traslada el horror del holocausto nazi al Museo Patio Herreriano con el audiovisual ‘Different Trains’

La pieza se basa en la composición musical homónima de Steve Reich y en archivos fílmicos de los campos de tránsito y de exterminio 

Símbolo de progreso y pujanza en la Norteamérica de los años 40 y de muerte en el territorio ocupado por el ejército nazi, el ferrocarril se convierte en vehículo de las duras historias que narra la interpretación cinematográfica que realiza Beatriz Caravaggio de la partitura de Different trains, de Steve Reich.  

El duro contraste con el que golpea la pieza audiovisual, que puede verse desde hoy y hasta el próximo 1 de abril en la Sala 1 del Museo Patio Herreriano de Valladolid, entrevera frases de supervivientes de los campos de exterminio con imágenes de los lujosos trenes en Estados Unidos, de las deportaciones masivas que precipitaron el fatal destino de miles de judías y de la irrupción de las tropas aliadas que liberaron a los prisioneros. 

Valladolid recibe esta exposición coincidiendo con el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto (mañana, 27 de enero) que conmemora el desbaratamiento del campo de Auschwitz-Birkenau. Una oportuna razón que la concejala de Cultura y Turismo, Ana María Redondo, ha extendido al “momento histórico que nos ha tocado vivir, en el que vemos brotes de pensamientos que pueden hacer peligrar la paz establecida en Europa después de la Segunda Guerra Mundial”. Medio siglo después de la barbarie, “cuando parece que ha quedado para el archivo de la historia, es imprescindible recordar esas sensaciones, compartir la angustia y la atrocidad de un hecho que no puede repetirse”.

Caravaggio ha destacado la original estructura sonora “que tiene como base las frases y palabras grabadas que Reich selecciona por su contenido pero también por su musicalidad, pues las traduce al solfeo para ser interpretadas por cuartetos de cuerda”. Sobre esta crónica musical, la vídeo artista emprendió una labor de investigación y documentación que la llevó a bucear en filmotecas y archivos hasta dar con vídeos rodados en la época y lugar que evocan la partituras. 

Una vía con tres estaciones 

La primera parte de la composición musical, de hondo calado autobiográfico, rememora el clima de opulencia que llenaba vagones en los trenes estadounidenses durante la infancia de Reich. Recuerda los continuos viajes que realizaba de costa a costa para visitar a sus padres divorciados, acompañado de su niñera –cuya voz, junto con la de un revisor, forman parte del sonido- con la perspectiva de un niño que se embarca en una aventura y que Caravaggio lleva al lenguaje audiovisual con secuencias “que muestran fascinación por la velocidad y por la máquina”. 

De ascendencia judía, ya de adulto el compositor “comenzó a preguntarse cómo hubiese sido su vida de haber nacido en Europa”, una reflexión que dio pie al segundo y tercer movimiento de Different trains y para el que Reich selecciona del archivo de la Universidad de Yale el testimonio de tres supervivientes al holocausto que nacieron el mismo año que él. 

Música e imagen cruzan el océano para situarse en el campo de tránsito de Westerbork (Holanda), una macabra estación que fue puerta de entrada para cien mil personas a Auschwitz o Treblinka. 

Las crudas imágenes de Westerbork que monta Caravaggio, también utilizadas por Alain Resnais para su corto documental Noche y niebla (1955), forman parte del Registro de la Memoria del Mundo de la Unesco. Los lujosos camarotes de la infancia de Reich contrastan con los vagones de ganado que filmó el prisionero judío Rudolf Breslauer por orden del comandante nazi Albert Gemmeker “para componer un documental que mostrase en Berlín el ‘buen funcionamiento’ del campo que dirigía”. “Cuando terminó el rodaje, en 1945, él y su familia fueron enviados al campo de Auschwitz. Solo sobrevivió su hija menor”. Al testimonio de Breslauer, grueso de este segundo movimiento, se suman imágenes de la estación de Varsovia, enlace entre el gueto judío y Treblinka. 

El tren fue, de nuevo, transporte para quienes sobrevivieron a la ‘solución final’. Como equipaje llevan “los momentos atroces que han vivido y de los que no pueden prescindir” pese al fin de la guerra, un anclaje emocional que Carvaggio refleja “volviendo a utilizar imágenes del segundo movimiento” que se mezclan con las películas triunfalistas rodadas por los ejércitos aliados cuando desmantelaron los campos de exterminio. 

  • Different Trains (29'), hasta el 1 de abril en la Sala 1 del Museo Patio Herreriano. 
  • De martes a viernes, de 11 a 14 y de 17 a 20 horas; sábados y festivos de 11 a 20 horas y domingos de 11 a 15 horas. 
  • Entrada gratuita. 
     
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