Arte y Museos

Una bofetada a la conciencia. El Roto en Valladolid

26 enero, 2016

Los recovecos más vergonzosos de la sociedad es la diana sobre la que dispara –y acierta- Rábago. Su mordaz crítica golpea sin piedad, por igual, a políticos, banqueros, Iglesia y ciudadanos aletargados. Con El Roto, la mordedura llega en forma de ilustración y texto (“¡Desagradecidos! ¡Muerden la mano que les tapa la boca!’” exclama iracundo algún hombre) como una ruptura necesaria de la introspección de OPS.

OPS y El Roto son Andrés Rábago. Las tres identidades coinciden en Amaneció y atardeció (el octavo día), la exposición que acoge la sala municipal de Las Francesas, la segunda que el Premio Nacional de Ilustración exhibe en Valladolid.

RABAGO

Parada imprescindible es el apartado dedicado a los lienzos firmados por Andrés Rábago, sin sobrenombres, quizá la manifestación más íntima del autor y, sin duda, la eterna desconocida. El color que no emplea en sus viñetas brota sin pudor en los óleos. Es la pieza que completa el puzzle de este polifacético autor.

OPSLa muestra resume la trayectoria del madrileño, Premio Nacional de Ilustración en 2012,que comenzó a finales de los años sesenta del pasado siglo bajo el seudónimo OPS. Revistas como Madriz, Hermano Lobo o Cuadernos para el Diálogo fueron hogar de su mensaje sutil que plasmaba Rábago con un lenguaje críptico, simbólico, pictórico.

Sin palabras, OPS daba voz a una sociedad muda. Sus dibujos se caracterizan por un tono onírico que le acerca a la corriente del surrealismo y al movimiento Pánico. Denuncia la opresión con unas escenas que, en muchas ocasiones, parecen pesadillas.

Al amparo de OPS, pero como reacción al mismo, nació El Roto como una maza contundente. Sin un estilo definido, más directo, más duro y crítico; así nace El Roto en 1972 bajo el paraguas de Hermano Lobo. Con el fin de la dictadura da el paso a una sátira explícita, una sonora bofetada que resuena en cada viñeta de El Roto.

ELROTO4“Todo es coherente: el contrato basura, el trabajo de mierda y la porquería que sirvo”, reflexiona una camarera en una de las ilustraciones que se exponen estos días en Valladolid. Con frases como esta, El Roto y sus viñetas en Diario 16, El Independiente y, en la actualidad, en El País enfrentan; al espectador con el lado más embarrado de la realidad. Como embarrados están los dedos de un anónimo hombre que “para limpiarse las manos, saluda a todo el mundo”.

A Rábago le bastan unos pocos trazos, de gran sencillez formal, para sacudir conciencias. Muchas veces prescinde del color, otras, del texto; pero nunca de un dibujo con sabor ácido.

La precariedad laboral, las crisis económicas y migratorias, la cara menos humana de las multinacionales o la corrupción son temas recurrentes en la obra de este artista autodidacta. Al fin y al cabo, confiesa que se inspira en los titulares de prensa. Si el espectador se siente incómodo ante el panorama desolador que dibuja El Roto, quizá sea porque el artista ha logrado su objetivo.

 

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