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Así es la selección del Premio de Novela Ateneo Ciudad de Valladolid

13 septiembre, 2018

Cada año –y con este van 65- el Premio de Novela Ateneo Ciudad de Valladolid, el segundo galardón literario más antiguo de España, por detrás del Nadal, recibe más de 150 originales. El prestigio del premio, junto con una importante dotación económica de 20.000 euros para la obra ganadora y su edición, son reclamos más que suficientes para autores de todo el mundo.

“Nos llegan obras de España, de países de habla hispana, del sur de Estados Unidos”, contó el presidente el Ateneo, Celso Almuiña, minutos antes de que el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, llamase por teléfono a Eloy Miguel Cebrián para comunicarle que su novela El hombre que respondía a los correos basura había sido elegida ganadora de este año. Además de esta esperable procedencia, cada año se reciben textos de territorios desligados del español como idioma oficial: Alemania, Canadá…

Ante la avalancha de originales -173 este años- ¿cómo se reduce el círculo hasta la obra ganadora? ¿qué novelas llegan a manos del jurado?

La primera criba descarta aquellos que no cumplen de forma estricta las bases. Y los hay, “sobre todo por la extensión”, cuenta Almuiña. Este año han sido 7 los excluidos.

El resto pasa a una primera ronda de lectura. “Contamos con cerca de medio centenar de lectores aportados por el Ateneo y por la Editorial Algaida, coordinados todos por Ana Velasco, y contamos con la inestimable colaboración de la Casa de Zorrilla”, explica. Esta es la fase más larga del proceso: suele llevar unos tres meses.

Ninguno de los lectores tiene acceso a más de cinco originales. La mayoría solo tendrá en sus manos dos o tres. “Queremos que la lectura sea concienzuda y que la plantilla y el informe sean lo más detallados posibles”, razón por la que se limita tanto el acceso a las novelas.

En torno a 15 o 20 obras –este año se quedó en 13-, las que tengan mayor puntuación según estas plantillas unificadas, pasarán a la segunda ronda, también con lectores del Ateneo y Algaida, que desemboca en una “segunda reunión para poner sobre la mesa las puntuaciones y decidir cuáles serán las que lleguen finalmente a manos del jurado”.

El jurado dispone, desde entonces, de unas cinco semanas para la lectura de esta selección final y el fallo se pone en común justo antes de su lectura.

“Es una labor lenta y ardua”, reconoce Almuiña, “pero la maquinaria funciona perfectamente, con total honradez y secretismo”.

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