El Museo Patio Herreriano de Valladolid exhibe 60 obras de Juan Genovés, agrupadas en las salas 3, 4, 5 y 8 del centro, con las que repasa la trayectoria del artista, desde su implicación política durante la dictadura hasta la concepción existencial del arte que esgrime en sus últimas obras, las cuales muestra por primera vez.

La concejala de Cultura y Turismo, Ana María Redondo, ha inaugurado esta mañana la exposición que, bajo el título ‘La intensidad del silencio’ podrá verse hasta el 23 de septiembre; junto a su comisaria, María Toral, y el hijo del autor, Pablo Genovés. La edil se ha referido a la muestra como “una de las más importantes y esperadas del año” que ha despertado el interés de “personalidades como el hispanista Ian Gibson, quien ha manifestado su intención de visitarla esta misma semana”.

La selección que reúne el Patio Herreriano pertenece a los fondos de su estudio, atesorados por su familia “con el fin de que lleguen al público”, según ha detallado su hijo Pablo. Con esta idea, la muestra sintetiza la carrera de Genovés y permite constatar su evolución estética, desde su primera etapa como artista de denuncia, provocador, marcado por un fuerte compromiso político; hasta sus obras actuales, algunas terminadas hace apenas un mes, resultado de su interés por la experimentación.

Así, debutan frente al visitante su última producción, ‘Tempo’, finalizada hace unas semanas y las recientes ‘Trastorno’ (2017) y ‘Barrera’ (2009). También cuelga frente al público por primera vez ‘El grito’ (1976), acrílico enmarcado en la etapa de denuncia política que extendió desde los primeros años 60 hasta entrada la Transición.

“Pocos artistas se atrevían a dejar testimonio de lo que ocurría en nuestro país”, tarea que Genovés asumió, en palabras de la comisaria, “como un Goya del siglo XX”.

En estos años creó su obra más icónica, ‘El abrazo’, símbolo de cohesión, generosidad y fraternidad abanderado en la Transición que hoy cuelga en los pasillos del Congreso de los Diputados. Precisamente una primera versión es otra de las obras que se exhiben por primera vez con esta muestra: se trata de ‘Los abrazos’ (1975), boceto que muestra el abrazo entre un hombre y una mujer y que Juan Genovés desechó por las posibles interpretaciones eróticas a las que pueda prestarse.

El contexto de la dictadura empapa sus primeros años, representados en la sala 4 y parte de la 5. Manifestaciones, cargas policiales, cuerpos en el suelo o una silla vacía como anticipo de un aciago destino, personas vistas a través de un objetivo y manchas de sangre como contrapunto a una producción monocromática y oscura. “Fue el primero en adapta el pop art a la denuncia”, como ha destacado su hijo antes de enumerar los paralelismos con artistas como Warhol: “el uso de aerógrafo y plantillas, los colores planos y casi sin adulterar o el mecanismo de factoría”,

La instauración de la democracia supone el fin de una etapa que pierde su razón de ser. Su búsqueda de un nuevo papel como artista a través de la experimentación, el uso del color y la renuncia, de forma puntual y transitoria, a la figura humana, le adentra en terrenos como la abstracción.

“En los últimos años su pintura es más existencialista que nunca”, han coincidido Toral y Pablo Genovés. Con el color ya plenamente integrado en su producción, recupera la figura humana, que mira desde un punto de vista cenital, para reflexionar sobre el concepto de multitud. Las figuras se agolpan, se ordenan con cierta lógica o se dispersan, se mueven entre franjas de colores o restos de plástico e, incluso, sobresalen del lienzo; son la forma básica a través de la cual el artista, a sus 88 años, juega con la pintura y el ritmo visual. Aunque los cuadros que cuelgan de la Sala 3 como broche a la muestra “pueden parecer alegres si uno no lo mira con atención”, la comisaria ha explicado que “en realidad transmite una preocupación sobre las sociedades de masa que estamos creando”.